18 diciembre 2008

RESPLANDECE EN ELLA

Desquicio, por el único,
por el todo.
Y la luz,
que aparenta
ser una sola,
es más. Es siempre.

Los alaridos secos
retumban
en oídos ajenos
al presente.
Todos retorcidos,
en lo que fue
y no vuelve.

La miro seguir.
La veo volver.
Y nada reconforta más
que sentir
ese respirar tan tímido,
tan sutil y único. Tan ella.

(Entre el insomnio y la lluvia, Ji fue la que sufrió mis divagues esa noche)

1 comentario:

Anónimo dijo...

tan vos.
tan sonoros tus divagues, siempre los voy a escuchar.