29 noviembre 2007

AMOR ANARANJADO



Sus manos resbalaron y por un segundo lo dominaron el miedo y los latidos paralizados. La piel que ahora descubrían las yemas de sus dedos, había sido hasta ese momento algo inexplorado y silencioso.
Para su sorpresa, ella escondió sus pupilas negras tras los párpados, y los rincones de sus labios se tornaron en una sonrisa salada.
Cruzaron pensamientos a lo largo de ese instante congelado, mientras la cera se consumía en los candelabros de aquella oscura biblioteca.
Luego siguieron su camino, olvidando y disfrutando; sintiendo y descifrando.
Mientras el movimiento cesaba, ella largó un profundo suspiro y sus cuerpos se despegaron.
Otro enigma más.
Él se vistió de tranquilidad con el reflejo de la luna dormida y se despidió entregando un beso en la frente.
Hasta para sus almas la verdad era un misterio, quizás no, pero no creían que andar pateando hojas secas durante el otoño te podía regalar una compañía.
Sus miradas transmitían barro seco. Aquellas rajaduras profundas necesitaban de explicaciones para ser reparadas, pero la timidez y la inocencia no parecían ayudar.
Otra noche más.
Sus dedos se encontraron al pie del olvido.
No cruzaron palabras. Otra despedida más. Otro beso en la frente.
Un vestido blanco, eso era todo lo que él necesitaba; y ella… bueno, ella sentía su sangre satisfecha con el olor de su camisa sudada y de su cabello húmedo.
Había algo más? No, las palabras no las necesitaban, un beso o una mirada podía describir historias completas.
Otro superficial encuentro más.
Él la tomó de la mano y caminaron perdiéndose en la bruma.
Sus pasos se consumieron bajo el empedrado de las calles desoladas.
Cada tanto cruzaba un gato, y después otro.
El chirrido de la reja oxidada anunció el fin del tibio cuerpo junto a él.
Un beso en la frente.
El teléfono descolgado, las cortinas cerradas. Llave tras la puerta y taza de café entre las uñas.
Aquella mirada alcanzó. Todo se entendió.
Ya no llevaba el abrigo de otoño, ya no había hojas sobre el pasto. La nieve cubría los recuerdos, mientras él se despedía con una lenta maniobra ocultándose en la esquina.
(esto tendrá cerca de tres años, lo tenía olvidado)

28 noviembre 2007

ARVEJAS NOCTURNAS


Un huevo, una yema, unas.. 5 cucharadas de harina, una lata de arvejas (vale robarse unas previamente), una papa, pan rayado (lo que quede en el frasco) un poco de queso, y por último, sal y pimienta a gusto.
Era sábado a la noche, no estaba de humor para salir. Todos tirados en el sillón, sin que nadie se digne en invetar algo, y como mi estómago gritaba, algo tenía que inventar. Fueron esos los ingredientes que decidí mezclar para intentar hacer unas croquetas de arvejas. Los que pasaban cerca, miraban de reojo con expresión de asco. El que que quiere, come, y el que no, alpiste.!
Descubrí que las papas se toman su tiempo para decidirse a hervir. Con toda la pasta en el bol, faltaban sólo estas verduras, que se hacían rogar, desde el fodo de una ollita cubierta de agua en los 100º.
Todo listo. Una cuchara, y armando bollitos, dentro del aceite caliente en su respectiva sartén.
Mi hermano no probó. No le gustan las arvejas, mi viejo se rió. Y bueno.. no quedaba nadie más en casa. Para mi estaban ricas, y me comí unas 5.
Pero el momento que más disfruté fue el haber robado unas 13 arvejitas de la lata antes de mezclarlas con los ajenos.

27 noviembre 2007

DIME DE DÓNDE AGARRARME

SI EL TIEMPO CORRE,
Y EL SILENCIO CRECE.
SI LA LUZ SE APAGA,
Y EL VIENTO AMAINA.
SI HOY YA NO ES AYER,
Y LA MÚSICA QUEDA OLVIDADA.
SI LA SONRISA SE BORRA,
Y LOS DIENTES SE CLAVAN SOBRE EL HOMBRO.
SI LAS PIEDRAS DESVÍAN,
Y DEL AGUA CRECEN LÁGRIMAS.ASÍ SE PREPARA A SENTIR LO PEOR. LA PASTA AHORA SE CUBRE DE ACEITE Y LAS ESPONJAS SE DESHINCHAN. SOBRE EL COLUMPIO: EL AIRE, Y SOBRE SUS BRAZOS, NADIE.

24 noviembre 2007

CONCLUSIÓN CABELLOSA

El mundo gira sin vergüenza en torno a todos esos infundios sobre la obsesión de la mujer respecto de su apariencia, especialmente cuando se trata de su pelo. Pero sin embargo, doy fe de que fueron pocas las personas que volcaron su atención en aquellos señores a los que la calvicie se apodera sin prejuicios sobre sus cueros cabelludos (o cabellosos). Porque es ahí cuando toda esa certeza de belleza cambia de posición y de sexo, trasladándose así a que sean los hombres (y no las muchachas), los que llevan un peine (de esos baratos y de plástico que se compran en cualquier farmacia de barrio) en el bolsillo trasero del vaquero o en el frontal de la conocida camisa a rayas; y lo sacan a la luz a cada momento pasándolo apresuradamente por su cabellera insólita, mientras que una mano acompaña, alisando al compás, y mientras tararean al ritmo de “mi barba tiene tres pelos”

22 noviembre 2007

OM DÉN LAND JEG SAVNER


I dag har jeg lyst til at skrive på dansk. Måske er der fordi det regner helt vild meget udenfor, men måske kan de også være fordi i den her uge har jeg virkelig savnet den lille land der stor nord-på Tyskland. Den land, som kalder DK, og som har den fedeste "GYM- fest" y hele verden. (jeg kan nu huske dén gang, omkring jul, da jeg var ned i Randers, sammen med mechi, og hendes skoles fest (halloween, tror jeg) og vi fik røv fuld med en lorte caramel vodka)

Det er da jo så syndt og underligt at tænke på alt det her: Den pisse fly rejse, den første gang jeg gik ned til Bjerringbros STØRRE by, og BG også (jeg troede ikke at komme ind på en ny skole i dk, vil være så svært), det tre forskellige familier jeg har boede sammen med, den flotte skovener i har, den LORTE CYKLE HJELM.!, den bedste ØL, aldrig.(Turborg, sikkert.!) snif
TRIST, TRIST, TRIST.
Er der ikke nogen som vil gerne kom tilbage sammen med mig¿ ikke for et helt år igen, men kun for et par uger eller et par måneder.! Desværre har jeg ikke penge til det, men jeg lover at jeg vil tage tilbage og har det mega godt som sidste år.

Øv! det har været en skid fedt år. Jeg lærte at kænde mange mennesker som jeg vil adrig glemme, og som jeg savner hver dag.

20 noviembre 2007

UNA PESTAÑA Y UN CIERRE




Carga la mochila
Y enciende los pies.
Camina y encuentra,
Jamás pestanea.
Sentada, impaciente,
Vuelve a encontrar.

Un papel enrollado
Tres palabras y un mundo,
Dos ojos e incertidumbre.

Pronto se alejó,
La mochila, dejó.
La niebla la devora
Y un cierre espera.

16 noviembre 2007

HISTORIA DE MIS ACELGAS.

Más de uno me ha preguntado el por qué de mi mezcla, de la verdura verde con el ave (no verde). Se podría decir que hay una explicación, pero resulta ser demasiado vaga y estúpida. Y es ese el motivo por el cual, simplemente exclamo: “no hay razón”. Además, uno se cansa con facilidad de repetir las cosas, y más, cuando se sabe que tu respuesta o comentario, no va a repercutir demasiado en el interesado. Pero dentro de ese mejunje de personas preguntonas, hubo una que no se conformó con mi desinterés por responder, y me pidió entonces que invente una historia o una explicación más ostentosa. Helo aquí.
Voy a empezar por intentar transmitir lo que mi chiflada entelequia decide crear cuando se piensa en dicho término.
Sencillo. Un buñuelito de acelga (como aquellos que prepara mi madre, y que nunca degusté), con la cabeza de una paloma chiquita (pero no de esas que se ven en Plaza de Mayo, si no, de esas que nos enseñaron a hacer con arcilla en el colegio, los músicos provenientes del Perú que nos visitaban anualmente, y que luego colgaríamos sobre nuestro cuellos infantiles). Las patas las pinto como dos alambrecitos de alpaca, graciosamente chuecos.
Acabo de darme cuenta que mi paloma no tiene alas. Será mía siempre, no volará. Claro está, que puede salirse con la suya, puede salir andando, pero probablemente no tenga mucho éxito (como aquella tortuga mía que se hizo la viva, se escapó, y se terminó ahorcando con una red), y más con esas patas flácidas que le inventé.
Todo surgió en un viaje en colectivo, arriba del dichoso 152 que tomo todos los miércoles para ir y para volver del casco histórico de San Telmo. Estaba volviendo y llovía. Ya se que yo estaba dentro del colectivo, pero igual el agua me había agarrado y me encontraba bien mojada (y temblaba). El núcleo del invierno nos envolvía completamente en aquellos meses de junio y julio. Calzada circular, La Rural, El botánico con sus infinitos gatos, feria de libros usados cerrada (por la lluvia, claro). Alguien toca el timbre, pide bajarse y, cumpliendo con su deber, el colectivero frena el vehículo, abre las puertas traseras y en consecuencia, el pasajero se deshace de la humedad interna del atiborrado transporte. Mientras tanto, mis ojos se pasean por las veredas inundadas. En eso, diviso una pobre paloma, estática, congelada, escondida entre las figuras arquitectónicas de la cuadra, deseando (me metí en la mente del pobre bicho) que fuese verano, y que alguien le diese un poco de pan o de alpiste (perdiste). Ese mismo mediodía, yo había almorzado unos riquísimos buñuelos de arroz que mi abuela me había preparado con mucho cariño y dedicación, y no me pregunten por qué, se me cruzaron por la mente en ese instante tan dichoso. Pero los transformé. De amarillos amarronados, pasaron a ser de un color verde viscoso, y como las horas de sueño habían sido pocas (excusa barata), se me mezclaron las imágenes. Y pobre de la paloma, le tocó la peor parte. No debe ser agradable que te confundan con una pasta a base de acelga, huevos y leche. Imagínense, si no, su cuerpo total e irregularmente redondo, mientras que sus extremidades (tales como brazos y piernas) se transforman en alambres fácilmente flexibles, tediosos e inapetentes. Supongo que saldrán corriendo, gritando, y con las manos bien abiertas, abanicando el inocente aire, como lo haría yo, mientras me pierdo en esta ciudad que te configura la imaginación que nos fue concebida, a su manera.

15 noviembre 2007

7•28


TOMAMOS EL TREN /
DE MAÑANA, /
Y EVITAMOS LAS MÁSCARAS /
DE FIDEOS APRETADOS. //
REMONTAMOS BARRILETES, /
TOMAMOS SOPA, /
Y TE QUEMASTE. //
APLAUDIMOS A LA LLUVIA /
SORPRESIVA, /
Y DISCUTIMOS SOBRE LOS RESORTES /
DE TU ESPALDA. //
NOS ABRAZAMOS, /
NOS MIRAMOS, /
SABIENDO QUE NO HABÍA /
MÁS GUIRNALDAS /
EN LAS VEREDAS COMPACTAS. //
ELEVAMOS LOS CODOS, /
Y COINCIDIMOS LOS DEDOS, /
PARA ASÍ SEGUIR JUNTOS. //
INVENTAMOS SERENATAS /
DE CARACOLES VIOLETAS, /
Y PASEAMOS POR EL MONTE. //
AGREDIMOS A LAS /
PALOMAS DEFORMES, /
Y SENTIMOS UN ALIVIO CULPABLE. //
SUBIMOS AL CAMIÓN /
POR LA NOCHE, /
Y EVITAMOS /
EL BRILLO DE LOS OJOS. //
NOS DESPEDIMOS /
EN LA PROFUNDA OSCURIDAD DEL SILENCIO.///

10 noviembre 2007

ME PUSE CONTENTA

Encandilada por el abismo de las mandarinas podridas que me llaman en voz baja, casi susurrando, suspiré. No es esto lo que me calma la ansiedad, pero aquellos remolinos son de gran ayuda. Es que no es fácil amarrarse a las paredes mientras algún jugo de remolachas es exprimido en una terraza cualquiera.
El helecho de mi jardín me pidió encarecidamente que no lo toque. Pasó ayer. Hoy en día, ya ni las plantas confían en las manos ajenas. Lo miré raro, me dí la vuelta y volví a entrar a la cocina, donde había merengues tirados por todo el piso. No sé cómo llegaron a quedar así. Seguramente el viento haya ayudado. Intentaba hacerme cargo de la rayuela de la vereda, pero las tizas verdes no me agradan. Preferí hacerme cargo de tu luz, y con unos ravioles de jamón en la heladera, celebramos la primavera.

08 noviembre 2007

BAILA, PLUMAJE INCOLORO.


el rincón marchito,
accidentalmente absurdo.

pierde un cielo imaginario,
real humildad desordenada.

manjar de silencio profundo,
sucio, viste curiosidad.

compacto en la frialdad,
cruda ranura de duda.

el tiempo aguarda enredado,
cose tempestades amorfas.

plumaje desecho,
visible extremo descolorido.

al invierno desfigurado,
jardín inexpresivo.

03 noviembre 2007

UNA CUBETERA REBLASA.


Saboreando todo momento de coalición enredada, deseando que ese isnstante se transforme en eterno, bajo la luz negra del sol. Almacenando corridas entre la espesa lluvia pegoteada y libertina. Algo de todo esto se escurre entre nuestros brazos. Una selva de saltos, quizá. Probablemente también nos estén aguardando en la esquina asimétrica que enfrenta la mejor de las soledades, pidiendo a gritos ser pisoteada.
Crucemos. El semáforo nos favorece por siempre. Merodeemos los suburbios descifrando los místicos ladrillos que nos acompañan en el recorrido hacia.. hacia dónde?
Hoy nada nos persigue, asi que tarareemos este rumbo a nuestro propio ritmo, y así capaz lleguemos a recónditas palabras que nos purifiquen el aire.