03 noviembre 2007

UNA CUBETERA REBLASA.


Saboreando todo momento de coalición enredada, deseando que ese isnstante se transforme en eterno, bajo la luz negra del sol. Almacenando corridas entre la espesa lluvia pegoteada y libertina. Algo de todo esto se escurre entre nuestros brazos. Una selva de saltos, quizá. Probablemente también nos estén aguardando en la esquina asimétrica que enfrenta la mejor de las soledades, pidiendo a gritos ser pisoteada.
Crucemos. El semáforo nos favorece por siempre. Merodeemos los suburbios descifrando los místicos ladrillos que nos acompañan en el recorrido hacia.. hacia dónde?
Hoy nada nos persigue, asi que tarareemos este rumbo a nuestro propio ritmo, y así capaz lleguemos a recónditas palabras que nos purifiquen el aire.

1 comentario:

Anónimo dijo...

amanecimos con las palabras justas.
aun era de noche, y el silencio acorde a la hora.
entrando a la calle, ella me comentaba como nuestros cuerpos reaccionaban con cierta extrañeza al compartir las sabanas y hasta me hablaba me un dialogo superfluo que tuvimos dormitando.yo apenas recordaba en vino.
la calle era de agua, llovia de todos lados. caminamos hasta el subte fingiendo una conversacion,teniamos direcciones opuestas. la despedida fue similar a aquella vez, la recuerdo por que tuve la misma sensacion, mezcla de malestar producto del sueño y placer al ver la ciudad sin gente. llegando a casa, y sin lluvia me preguntaba, cuantas despedidas mas, y porque durante el viaje no habia hecho otra cosa que escribir.